lunes, 23 de julio de 2018

El arte románico, una posible "marca" para Guadalajara


Ahora que se busca manifestar la “marca” de cualquier cosa, a Guadalajara no le vendría mal encontrar esa marca que algunos llevamos años tratando de encontrarla, y de manifestarla.
La “marca España”, que tiene montado un amplio y denso sistema burocrático y administrativo, con muchos cargos al frente de la misma, va consiguiendo sus objetivos a pesar de los palos que desde muchos frentes se le van dando. Cuando la fiesta taurina (sanfermines incluidos) se alza en visibilidad preferente, la ridiculez del independentismo de los Països Catalans intenta cargársela. Cuando la memoria histórica de la Colonización de América asoma en algunos personajes, ciudades o aniversarios, cuatro sinvergüenzas corruptos se la laminan.Es esta una historia de amaneceres y ocasos a la que no se le ve el fin. Pero hay que seguir avanzando en ella.
Guadalajara, al tiempo, tendría que conseguir esa marca. Hace pocos años un grupo de alcarreños iniciamos un movimiento para buscar la “marca Guadalajara” que no llegó a ningún puerto porque no encontramos el mínimo apoyo institucional y social. Parece como si esto no interesara, o que incluso molestara en las alturas.
Pero no vamos a desanimarnos por ello. Hay que seguir buscando. Guadalajara tiene potencial serio para cimentar esa “Marca”. Una de ellas era el palacio del Infantado y la historia de sus constructores, los Mendoza. El palacio, finalmente, vapuleado y con una evidente mala suerte, ha terminado por cerrar completamente al público, a las visitas y casi a la memoria de las gentes. De los Mendozas, para qué hablar…
Una de arena, y otra de cal: el Ayuntamiento de Guadalajara se ha propuesto levantar la marca de la ciudad con un viso deportivo innegable, activo, con muchos seguidores entusiastas. Ese es un camino. El título de “Ciudad Europea del Deporte” que este año disfruta la ciudad, todos sabemos cómo se consigue (la vida es como es…) a base de llamadas, recomendaciones, y, finalmente, pagando algo a alguien. O sea, poniendo dinero.
Nada es gratis. O sí. Porque hay un elemento que emana de la historia, que permanece en el patrimonio secular, que puede dar una imagen de marca que solo necesita de expresarse, y de “poner en el escaparate”. Me refiero el Románico de Guadalajara. Otras provincias españolas lo tienen (Palencia, por ejemplo, Burgos, Soria…) y otras regiones europeas basan su marca en el Medievo, que palpita en sus geografías. Aquí también, a pesar de abandonos e ignorancias. Por ese camino, inisistente y meditado, hay que seguir andando. El “Románico de Guadalajara” como marca de la provincia.
Y digo todo esto a propósito de la Exposición que en Sigüenza, en su Museo Diocesano, se está mostrando este verano. Bajo el título de “Fortis Seguntina” y con el esfuerzo de la diócesis, del Cabildo, de sus gerentes, y del director del Museo referido (entre otros muchos y muchas…) se ofrece un repaso a la época de la Edad Media en que comenzó a construirse el edificio de la catedral. El siglo XII, (ahora se cumplen exactamente los 850 años de la Consagración canónica de la catedral, y por eso ha sido proclamado por el Vaticano el “Año Jubilar”) y los dos siguientes, ven crecer en tierras de Guadalajara el arte medieval genuino. En un reciente libro recopilatorio, José Arturo Salgado llega a encontrar y comentar más de 300 muestras de “Todo el Románico de Guadalajara”. Y en la exposición que digo, se exponen vírgenes talladas sobre madera, detalles ornamentales, documentos, y un buen número de maquetas y reproducciones de elementos de ese “románico de Guadalajara” que nos vale de marca, y para la que a partir de ahora hay que buscar compañeras.

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