EL VALOR DE LA TIERRA PROPIA: EL VALOR DE GUADALAJARA.
No
sé si os ha pasado también a vosotros: Que a medida que la edad avanza, vuelve
uno su cabeza, y su mirada, hacia sus raíces.
Ya
lo dijo Erich Fromm hace muchos años: “El nacimiento no es un acto, es un
proceso”. Quizá, de ahí, que se busque esa consistencia con el inicio de tu vida.
O que ésta , al final, solo sea un
círculo en el que los extremos, precisamente el inicio y el final, se tocan.
O,
quizá, lleve toda la razón el eximio poeta Rilke. Y el escritor castellano
Delibes. Que dijeron ambos prácticamente lo mismo: “La única patria que tiene
el hombre es su infancia”. El sitio donde uno nació y creció.
Y yo
ando muy lejos de llevarle la contraria a tan altos próceres de la cultura.
Sino, más bien, nado a favor, y mucho, de esa corriente.
Por
ello, cuando uno ha entrado y anda bien avanzado en la cincuentena y, sobre
todo, la etapa profesional a la que ha dedicado prácticamente toda su vida ha
llegado a su fin con la prejubilación, es el momento, por lo menos es mi caso,
de volver hacia tus raíces.
Sobre
todo cuando has estado muchísimo tiempo en otras cosas. En otros horizontes. En
otras geografías. Y parece que tu tierra te reclama, ahora que tienes tiempo y
energías más disponibles.
Yo
llevaba con estos pensamientos en mi cabeza algún tiempo. Dándoles vueltas.
Hasta
que se fueron concretando y, paralelamente, se cruzó en mi vida una persona
clave para darles forma y ponerlas en práctica: Antonio Herrera Casado. Que,
como sabéis, lleva trabajando en estos temas muchísimo tiempo.
Así que le hice un bosquejo, todavía no muy nítido del proyecto en el que estaba pensando y él, inteligentísimo como es, rápidamente lo captó y lo engrandeció mucho más. Yo nunca le agradeceré bastante que me escuchara, lo primero, y que, luego, se animara a hacerlo también suyo , y a impulsarlo con sus fuerzas que son infinitamente mayores y más expertas que las mías en este campo.
Al
final todo este proyecto consiste en poner en valor a nuestra tierra. A darle
valor a lo que tenemos y a buscar que
otros también se lo den. En eso se resume “Marca Guadalajara”.
Buscaremos,
por tanto, identificar lo más valioso que tenemos: en monumentos, en rutas
paisajísticas, en gastronomía, en personalidades, en tradiciones y fiestas.
Queremos
que esa búsqueda la concreten los principales territorios que componen la
provincia a través de las opiniones de
los lectores que sigan Marca Guadalajara.
Y,
luego, seamos capaces entre todos de proyectar estas “maravillas” al
exterior. Hay algunos proyectos todavía
en fase muy inicial como hacer un buen documental sobre los mismos que sirva de
escaparate y proyección y otros similares que deberán ir concretándose entre todos a medida que el proyecto avance.
Nuestra
idea es que este sea un tema colectivo en que un grupo de personas, contra más
mejor, aunque de una forma organizada, con afición, amor a la tierra y voluntad
de hacer cosas, pongan su granito de arena para elevar lo que podamos los valores culturales,
artísticos, patrimoniales de nuestra tierra y hacer que sean más conocidos y
más reconocidos.
Por lo tanto será una visión positiva de lo nuestro,
teniendo en cuenta lo que dijo la escritora Concepción Arenal, hace también
muchos años ya: “Mal halaga a su patria quien halaga sus faltas, en vez de
señalarlas”.
Porque, en el fondo, y como también se dijo
hace muchos años ya: “La patria no existe sin el amor de sus hijos”.
Francisco
Rodríguez Tejedor
Escritor.
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